El ejercicio de la Política es, sin duda, uno de los actos más dignos, respetables y honestos que cualquier persona con determinadas aptitudes puede desarrollar en favor de la sociedad en general, y, en particular, de su ciudad, de su pueblo, incluso de su entorno social y laboral. Para conseguir que la sociedad conviva y nos relacionemos en paz necesita de la Política en mayúscula, concepto que contiene Principios y Valores fundamentales como la Justicia, la Libertad, la Equidad, la Solidaridad, la Igualdad, entre otros; y estos valores hay que dotarlos de contenido, pero no sólo sobre el papel (como se suele decir, el papel lo aguanta todo ), sino sobre la propia realidad del día a día de cada uno de nosotros, de nuestros hijos, familia, vecinos, conciudadanos.
El contenido de los Principios y Valores que están integrados en la Política son por todos conocidos, e ignorados en demasiadas ocasiones por aquellos que ejercen la Política asumiendo un papel y protagonismo que perjudica considerablemente a una parte importante de la sociedad, de la que formamos parte; vemos como incumplen una y otra vez en un porcentaje altísimo aquellos programas con los que se presentan a las distintas elecciones ( municipales, autonómicas y nacionales).
Pues bien, el ejercicio de la Política es el acto más honroso, valiente e importante que existe y que puede ejercer cualquier persona dispuesta a ello; para eso se necesita administrar los recursos públicos como si de una casa de familia se tratase, en bien de la sociedad y de los ciudadanos, disponiendo la consecución de viviendas, hospitales, colegios, centros formativos y universidades, creación de industrias y comercio, ayudas a las personas que lo necesiten, cuidar del medio ambiente, y como no, proyectar la cultura y el ocio, prescribiendo un orden lógico de prioridades en cuanto a las necesidades básicas de cualquier persona o familia, y para adivinar el orden de prioridades no tenemos más que ponernos en el lugar del otro, sobre todo de los más necesitados. Llevar a cabo y desarrollar todas estas materias de acuerdo a los Principios y Valores descritos es Política en mayúsculas.
Por el contrario, el politiqueo es prácticamente lo que vemos a diario en el ejercicio de la política que practican los actuales políticos, métanse todos y sálvese el que pueda, los discursos, promesas, la falta de empatía con aquellos que más necesitan de las ayudas, tan simples como un empleo, o asistencia a personas dependientes, o sanitaria, o de vivienda, el dispendio en la administración de los recursos públicos, generando con ello una desconfianza que va in crescendo, llegando a estar considerado el politiqueo como uno de los grandes problemas de la sociedad, sobre todo por el enorme costo que supone mal administrar los impuestos y recursos públicos.
Por concluir este artículo de opinión, señalar que el politiqueo supera a la Política y que, desgraciadamente, seguirá el politiqueo superando a la Política por muchos, muchos años.
Fernando Elías