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Los servicios de bomberos en Australia han enfrentado un desafío monumental para controlar los incendios forestales que han asolado el país durante más de una semana. El incendio en la localidad de Tara, en el estado de Queensland, ha sido uno de los más graves, calcinando un área mayor que la ciudad de Barcelona. A pesar de haber logrado contener el incendio, los bomberos continúan patrullando la zona en busca de puntos críticos para evitar nuevos brotes. El incendio en Tara ha dejado dos muertes y decenas de casas devoradas por las llamas. Aunque los residentes evacuados pueden regresar con precaución, se espera que el incendio continúe durante varios días. Los equipos de emergencia han dictaminado que es lo suficientemente seguro para que las personas evalúen sus propiedades.
Aunque el incendio en Tara es uno de los más preocupantes, hay decenas de incendios forestales activos en todo Queensland. Las autoridades han emitido una orden de evacuación inmediata en Silver Valley, una localidad de unos 150 residentes, así como en las poblaciones rurales de Watsonville, Dalveen y The Glen. En Nueva Gales del Sur, las autoridades han emitido alertas en localidades como Tenterfield o Penrith. En esta última, ubicada en las afueras de Sídney, las llamas han obligado a evacuar a unos 200 estudiantes de un colegio público.
Las dos últimas temporadas de incendios en Australia han sido tranquilas en comparación con el catastrófico Verano Negro de 2019-2020. Durante ese período, cientos de incendios forestales destruyeron un área del tamaño de Turquía y se cobraron 33 vidas. A pesar de la mejora en comparación con el Verano Negro, los incendios forestales siguen siendo una amenaza significativa para Australia, especialmente en áreas rurales y remotas donde el acceso a los servicios de bomberos puede ser limitado.
Australia se enfrenta este año a un clima más seco de lo habitual debido al fenómeno de El Niño, agravado por el calentamiento global. Este cambio en las condiciones climáticas podría ocasionar desastres devastadores. El fenómeno de El Niño, provocado por las corrientes en el océano Pacífico, puede llevar a condiciones más secas y calurosas en Australia, lo que aumenta el riesgo de incendios forestales. El calentamiento global, que está aumentando las temperaturas y alterando los patrones climáticos en todo el mundo, está exacerbando este problema.