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El cese al fuego bilateral en Colombia, que lleva tres meses en vigor, se encuentra en una situación crítica. Así lo ha declarado el negociador del ELN, Aureliano Carbonell, en una entrevista reciente. Según Carbonell, esta crisis se debe a un ataque militar contra un campamento guerrillero y a la ofensiva paramilitar en los territorios donde opera el ELN. El ataque militar ocurrió el 19 de octubre, cuando el Ejército atacó un campamento del ELN en una zona rural de Santa Rosa, lo que llevó a los paramilitares a posicionarse en el territorio. Además, el Mecanismo de Monitoreo y Verificación del Cese al Fuego está investigando este incidente y el ELN espera que se refleje en el primer informe trimestral. Carbonell espera tratar esta situación en la próxima ronda de diálogos en México. Sin embargo, no es el único incidente de este tipo, según el ELN, ya que acusa de una alianza entre militares y paramilitares que ha estado en pie durante 30 o 40 años.
El ELN sostiene que existe una alianza entre militares y paramilitares que ha estado vigente durante las últimas tres o cuatro décadas. A pesar de que el presidente ha reformado la cúpula militar, el ELN sostiene que esta alianza es tan fuerte que un Gobierno necesitaría mucho respaldo para cambiar la situación. De acuerdo con Carbonell, hay fuerzas grandes en el país que también tienen presencia en el Ejército y permiten que este plan contrainsurgente continúe. Las palabras de Carbonell, un intelectual que lleva más de 40 años en la guerrilla, revelan una amenaza de que el cese al fuego no llegue a los 180 días pactados y que tampoco se firme un acuerdo de paz. Sin embargo, el ELN tiene la voluntad de trabajar por una solución política, pero Carbonell es cauteloso al hablar de la firma de la paz.
A pesar de la crisis actual, el ELN mantiene su voluntad de trabajar por una solución política al conflicto. Carbonell, sin embargo, es reticente a hablar de la firma de la paz. Aunque el presidente ha puesto fecha a la paz para mayo de 2025, y el jefe negociador del Gobierno, Otty Patiño, cree que podría ser antes, el ELN no lo ve tan cerca y está más preocupado por el proceso. Carbonell sostiene que el ELN necesita conectarse más con la población y quiere influir más en las decisiones básicas del país. Esto, asegura, no tiene por qué ser desde las instituciones. El ELN no aspira a garantizarse unos asientos en el Congreso, como hizo las FARC, sino a lograr cambios más profundos en la sociedad colombiana.
Carbonell, que se encuentra en Bogotá por primera vez en 25 o 30 años, acaba de volver de un encuentro con las filas guerrilleras para informarles sobre las negociaciones. Según lo acordado, para mayo de 2025 esperan tener listas las propuestas de la sociedad en el acuerdo de paz. Esta será quien proponga la agenda de cambios que surjan del acuerdo entre el Gobierno y la última gran guerrilla de Latinoamérica. Cuando se le preguntó si la sociedad les pide dejar las armas, Carbonell evitó la pregunta y señaló que el problema de las armas en Colombia es muy complejo y va más allá del ELN. Sin embargo, independientemente de si firman o no el acuerdo, o de si dejan o no las armas, en esta mesa de negociaciones, el acuerdo firmado es acuerdo implantado. Esperan que sobre todo los alivios humanitarios y transformaciones en zonas críticas ya negociadas sirvan para mejorar la situación donde más se siente el conflicto.