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Alan Wake II es una experiencia vibrante y repleta de personalidad. El juego se aleja lo suficiente de su primera entrega para entregarse a lo siniestro, lo surrealista y lo kitsch. Es considerada la propuesta a nivel narrativo más vanguardista de este 2023. La obra acepta querer ser Alan Wake y no le sobra nada, ni siquiera el combate. La narrativa del juego se construye desde lo extraño en lo familiar, creando un ambiente siniestro y distorsionado. El autor romántico Ernst Theodor Amadeus Hoffmann es una influencia importante en la narrativa del juego, ya que profundizó en lo perturbador y lo psíquico en la literatura, características que se encuentran presentes en Alan Wake II.
Alan Wake II utiliza el concepto de survival terror para construir su narrativa opaca, siniestra y alienante. El juego se basa en la diferencia entre terror y horror, donde el horror es algo aparentemente material que genera en el jugador un horror físico, mientras que el terror se enfoca en lo emocional y lo psicológico para crear un malestar por anticipación. Los manuscritos en el juego ejercen esta función, generando inseguridad y aversión al saber lo que nos espera. El juego también se enfoca en la habilidad de Wake para influir en las escenas con su escritura, creando una experiencia metafísica donde cada palabra escrita puede significar la diferencia entre la luz y la oscuridad, entre la vida y la muerte.
El combate en Alan Wake II es una herramienta más para crear el malestar y terror atmosférico del juego. A diferencia de su predecesor, el combate es mucho más contenido y añade una capa de tensión que se alinea perfectamente con la narrativa opresiva del juego. El combate no es simplemente una forma de alargar artificialmente la duración del juego, sino que es una lucha por comprender y dar sentido a los eventos que se despliegan. Cada enfrentamiento es una oportunidad para experimentar la tensión entre el control y la impotencia, creando una sensación de urgencia que mantiene a los jugadores comprometidos.
Alan Wake II presenta una narrativa fragmentada y elíptica que desafía las expectativas de una historia lineal y coherente. El juego invita a los jugadores a convertirse en cocreadores de la experiencia, desvelando piezas de la historia y fragmentos de manuscritos para añadir capas de entendimiento al mundo del juego. La impotencia y la negación de poder en el juego no son un defecto, sino que funcionan como una tensión entre los deseos de los jugadores y las limitaciones impuestas por el juego. El compromiso que el juego exige es parte integral de su encanto, ya que invita a los jugadores a profundizar en la complejidad de su mundo y en la psique de sus personajes.