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El jueves 2 de noviembre, se espera que el Principado de Asturias experimente rachas de viento localmente fuertes. Estos vientos, que podrían alcanzar velocidades de hasta 90 km/h, han llevado a la Agencia Estatal de Meteorología a emitir un aviso amarillo para toda la región hasta el mediodía. Además, se espera que las precipitaciones en el suroccidente puedan ser significativas, con la posibilidad de registrar hasta 40 litros por metro cuadrado en 12 horas. Estas condiciones meteorológicas pueden tener un impacto significativo en la vida diaria, incluyendo posibles interrupciones en los servicios de transporte y suministro de energía.
Además de los fuertes vientos y las precipitaciones, la costa de Asturias está bajo aviso naranja debido a la previsión de olas de hasta 7 metros, que podrían llegar a los 8 metros mar adentro. Este aviso se mantendrá durante toda la jornada del jueves y también la del viernes. Las olas de este tamaño pueden ser peligrosas para los barcos y las personas que se encuentren cerca de la costa. También pueden causar daños a las infraestructuras costeras y provocar inundaciones en las zonas bajas.
En cuanto al estado de los cielos, se prevén nubes medias y altas con mayor posibilidad de precipitaciones hacia el occidente y sur de la región. En el resto del Principado, salvo algún chubasco local, se prevé una mayor estabilidad. Esto significa que, aunque hay una posibilidad de lluvia, es más probable que se produzcan en el oeste y el sur de la región. Las personas en estas áreas deberían estar preparadas para posibles precipitaciones y tomar las precauciones necesarias para mantenerse secas y seguras.
Las temperaturas mínimas en Asturias se espera que bajen de forma generalizada y se anotarán al final del día. Las máximas también bajarán ligeramente en el occidente. Además, se espera que pueda nevar en la cordillera a partir de los 1200-1300 metros de altura. Esto podría tener un impacto en las condiciones de las carreteras y la visibilidad, por lo que los conductores deben estar preparados para posibles condiciones de conducción difíciles. Además, las bajas temperaturas pueden aumentar la demanda de calefacción, por lo que las personas deben estar preparadas para posibles aumentos en sus facturas de energía.