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La Virgen de la Merced, también conocida como Nuestra Señora de la Merced, es una advocación mariana venerada en la Iglesia Católica. Su festividad se celebra el 24 de septiembre, en conmemoración de la fundación de la Orden de la Merced, cuyo objetivo principal era la redención de los cristianos cautivos bajo el yugo de los infieles. Esta devoción se extendió ampliamente en la Edad Media, especialmente en España, donde el peligro de esclavitud y apostasía era inminente debido a las invasiones moras.
Según la tradición, la Virgen de la Merced se apareció en la noche del 2 de agosto de 1218 a san Pedro Nolasco, san Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I el Conquistador. Esta aparición divina fue clave para la fundación y aprobación de la Orden de la Merced, cuya labor principal era rescatar a los cristianos cautivos de los infieles. Se estima que esta orden logró rescatar a más de dos millones de cristianos a lo largo de su historia.
La imagen titular de la Virgen de la Merced se encuentra en el grandioso templo de Barcelona. Se cree que fue labrada bajo la dirección personal de san Pedro Nolasco, fundador de la orden. Esta imagen gótica es considerada de rara belleza, tanto por su calidad escultórica como por sus proporciones. Sin embargo, actualmente se encuentra sepultada bajo vestiduras postizas debido a decisiones de un consorcio piadoso.
La representación de la Virgen de la Merced en la iconografía mariana es muy importante. En la Edad Media, se la representaba como la Virgen de Misericordia, con hábito mercedario y el escudo de la Orden. En algunas representaciones, se la muestra con el Niño Jesús en brazos, simbolizando su papel como madre de la libertad y la redención. También se la representa rodeada de cautivos que suplican su protección.
La figura de la Virgen de la Merced ha sido asociada con la libertad y la liberación de la humanidad. El Papa Juan Pablo II la presentó como «la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad». En su encíclica «Redemptoris Mater», el Papa destacó que María proclama la venida del misterio de la salvación y el amor preferencial de Dios por los pobres y humildes. Asimismo, el Papa resaltó el papel de María como madre de la libertad en países oprimidos por dictaduras materialistas o capitalistas.
La Virgen de la Merced es considerada una madre-cantora de la redención. Su canto de libertad se encuentra plasmado en el Magnificat, donde María entona su alegría y agradece a Dios por su obra redentora. A través de su canto, María nos invita a unirnos a la fiesta de la vida y la libertad, a poner nuestra vida al servicio de Dios y su evangelio. Como madre de la Merced, María nos muestra el camino hacia la entrega por los demás y nos anima a luchar por la libertad y la dignidad humana.
En conclusión, la Virgen de la Merced es una advocación mariana venerada en la Iglesia Católica, especialmente en la Orden de la Merced. Su festividad se celebra el 24 de septiembre y su devoción se ha extendido ampliamente a lo largo de la historia. María, como madre de la Merced, nos invita a vivir en libertad y a luchar por la liberación de aquellos que se encuentran cautivos. Su figura es un símbolo de esperanza y redención para todos los creyentes.