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La inteligencia artificial (IA) ha ido ganando terreno en muchos ámbitos de la vida, incluyendo el mundo del arte. Las tecnologías de IA pueden generar obras de arte, música y literatura, a menudo utilizando obras existentes para aprender y crear nuevas. Sin embargo, esta práctica ha generado controversia, ya que algunos artistas alegan que sus obras han sido utilizadas sin su permiso para entrenar estas IA, lo que consideran una violación de sus derechos de autor. A pesar de estas alegaciones, un tribunal federal estadounidense ha desestimado recientemente la mayoría de las demandas presentadas por tres artistas contra una empresa que utilizaba obras protegidas para entrenar una IA. El juez dictaminó que las reclamaciones de los demandantes eran defectuosas en numerosos aspectos y que sólo puede proceder una reclamación por infracción directa con respecto al papel de la empresa en la copia y el uso de las imágenes.
Este fallo podría sentar un precedente importante en lo que respecta a los derechos de autor y la IA. Si se mantiene, podría significar que las empresas de IA pueden utilizar obras protegidas para entrenar sus algoritmos sin infringir los derechos de autor, siempre y cuando no se haga una copia directa de la obra. Además, el juez del Tribunal de Distrito de Estados Unidos confirmó en septiembre la política de la Oficina de Derechos de Autor de que el arte generado por IA no podía tener derechos de autor, citando la falta de una “mano humana guía” en el proceso de creación.
A pesar de este fallo, las empresas de IA aún se enfrentan a desafíos legales en relación con el uso de obras protegidas. Por ejemplo, la empresa implicada en este caso también se enfrenta a otras demandas tanto en EE UU como en el Reino Unido por parte de Getty Images por supuestamente utilizar millones de fotografías de la biblioteca de Getty para entrenar a sus herramientas. Estos casos demuestran que, aunque la IA puede ser una herramienta poderosa para la creación de arte, también puede generar importantes cuestiones legales y éticas que aún están por resolver.
El futuro de la IA en el mundo del arte es incierto. Por un lado, la tecnología tiene el potencial de abrir nuevas formas de creación y de democratizar el acceso al arte. Por otro lado, plantea importantes cuestiones sobre los derechos de autor y la autoría. Los artistas y las empresas de IA tendrán que trabajar juntos para encontrar un equilibrio entre la innovación y el respeto a los derechos de autor. La clave podría estar en desarrollar nuevas formas de licenciamiento y compensación que permitan a la IA aprender de las obras existentes sin violar los derechos de los artistas.